lunes, 14 de marzo de 2016

Criar en la ciudad, otra forma de vida comunitaria

Desde mi infancia siempre soñé con vivir en el campo, la ruralidad lluviosa siempre me produjo una atracción fatal. Me imaginaba viviendo en un lugar principalmente verde, con calefacción a leña y muchos vecinos amables y amistosos. Vivir en Santiago simplemente no era una opción.
Al titularme tuve la suerte de vivir 3 años en esa realidad y tenía una permanente sensación de vivir de vacaciones, un sentido de pertenencia con el lugar y con una forma de vivir tranquila y comunitaria, simplemente mi sueño cumplido.

Pasaron los años y en contra de todos mis planes, hoy vivo en Santiago, sin embargo puedo decir que la vida da muchas sorpresas y que a pesar de que nunca imaginé vivir en esta ciudad, tener un trabajo que me mantiene en una oficina la jornada completa y vivir en un departamento, la vida que tengo hoy es mucho mejor de lo que soñé. Esto se debe a varios factores, principalmente a que la relación que hemos construido con mi marido es increíble y vale todos los esfuerzos, pero eso no es todo. Hoy me quiero enfocar en que en una gran ciudad también se puede vivir de forma comunitaria.

Al vivir en una ciudad como Santiago, en un sector con una conectividad y servicios decente y por supuesto con la suerte de poder pagarlos, permite la autosuficiencia, lo que en general es muy cómodo, pero nos hace tan independientes que no necesitamos redes para sobrevivir, prescindiendo de relaciones humanas mas allá del ocio. En otro lugar puedo demorarme 3 semanas en conseguir hora a el único médico especialista o ir al hospital donde me van a recetar un medicamento que no tienen y tengo que ir a comprar a la farmacia a 80 kilómetros, puedo necesitar pedirle al vecino que me de un par de litros de combustible de su estanque porque la bomba de bencina mas cerca también está a 80 kilómetros o encargarle que me retire la encomienda que me llegó desde la civilización cuando va a la ciudad mas cercana a abastecerse.

Afortunadamente en Santiago nació mi hijo y digo afortunadamente porque este hecho me hizo conocer Santiago desde otra perspectiva, ya que, a pesar que la infancia está bastante invisibilizada, existe todo un mundo underground de los bebes, sostenido principalmente por las redes sociales.

Existen grupos de todos los temas y corrientes, algunos muy opuestos entre si, lo que permite informarse y a partir de ello formarse una opinión propia. Hay corrientes, que a pesar de tener una base científica son bastante flexibles y otras con una base mas intuitiva son muy extremistas, por lo que hay grupos para todos los gustos y quehaceres, grupos prolactancia, crianza respetuosa, pro o antivacunas, colecho, grupos de madres emprendedoras que han renunciado a un trabajo estable para permanecer con sus hijos mas tiempo, etc.

Gracias a algunos de estos grupos hemos confirmado un grupo de madres, con las que hemos compartido algo mas de un año de crianza mediante juntas presenciales en algunas áreas verdes y principalmente a través de whatsapp, lo que nos a permitido conformar un grupo de hierro a pesar de nuestras grandes diferencias, y gracias a la vida que tenemos diferencias!!!!!, eso es lo que mas nos enriquece y protege del fanatismo. En este espacio cotidiano nos contenemos, acompañamos, aconsejamos, compartimos y reímos, hemos vivido tantas etapas y experiencias juntas que no me lo creo, definitivamente han enriquecido mi experiencia maternal y muchas veces nos hemos salvado de la locura, tranquilizándonos mutuamente ante dientes que emergen, sarpullidos, tratamiento de la fiebre, comienzo de la alimentación complementaria, dificultades de la lactancia, pediatras, exámenes, viajes, dificultades con la pareja, vacunas, rutinas o no rutinas nocturnas y mil cuatrocientas setenta y dos cosas mas. La lista de hechos y decisiones a las que una madre novata se ve enfrentada parece interminable y definitivamente esta tribu nos ha suavizado la extrema experiencia de convertirnos en madres, supliendo muchas veces la escasez de redes personales en la gran ciudad.

Junto con agradecer la existencia de cada una de estas bellas madres y de sus bebes, solo puedo agregar que toda persona que se sienta sola en cualquier experiencia que esté viviendo, siempre tiene la opción de movilizarse y buscar apoyo, ya sea en un grupo de facebook u organizando un grupo presencial. Las redes sociales dan cabida a un sin fin de oportunidades, muchas veces inexploradas que, como a mi esta tribu, nos puede cambiar la vida.

lunes, 11 de enero de 2016

Maternidad madura



No es que a mis casi 33 años me considere una mamá vieja, pero con un hijo de recién 16 meses y considerando que entrando a los 30 la fertilidad se reduce dramáticamente, desde el punto de vista de la naturaleza si lo soy. Y resulta que la modernidad nos ha dado un sin fin de comodidades y oportunidades que antes no existían, abriéndonos el mundo de par en par para ser mujeres libres de cuerpo y alma, manejamos nuestros estudios, profesiones, amores, viajes y por sobretodo planificamos nuestras familias.
Haciendo memoria de mi etapa mas fértil, biológicamente hablando, estaba literalmente en otra. No me arrepiento de nada, terminé mi carrera, viajé, me fui a vivir al sur de Chile, me fui de fiesta y excursión cada vez que quise, claramente ese peregrinaje me sirvió para salir de mi hogar sobreprotector y asentar mi personalidad, conocer mis límites y saber lo que quiero y por sobretodo lo que NO quiero en mi vida. 
Gracias a saber lo que NO quiero en mi vida, es que agradezco profundamente no haber caído en la tentación de buscar un hijo antes de tiempo, con un potencial padre que no me llenaba, por miedo al reloj biológico. Ahora con mi hijo en los brazos, puedo decir que criar desde una perspectiva mas madura y resuelta, junto a un hombre que supera mis expectativas, cariñoso, preocupado, para el que yo y la familia que hemos formado somos su prioridad, simplemente no tiene precio.
Y es por esto que recojo el guante y convoco a todas las mujeres a ser profundamente libres, que viajen, tengan casa de soltera, la compartan con sus amigos y amigas, estudien lo que quieran, tengan trabajos buenos y malos, se desfinancien, se vuelvan a financiar, bailen, corran, extrañen a mares a amigos y familias y por sobretodo que sean pacientes. Por que creo que la mayoría de los verdaderos compañeros de vida llegan con un poco mas de madurez, en ese momento en que hemos salido del nido y conocido el mundo solas, con nuestros propios ojos, es recién ahí cuando realmente nos conocemos y sabemos lo que podemos ofrecer y lo que buscamos, o lo que NO buscamos.
Bueno y ¿que pasa con el reloj biológico? bueno, la solución está aquí, en el post de mi querida amiga Victoria, que nos detalla como la ciencia nos permite retrasar la maternidad sin miedo al reloj biológico, para darle la bienvenida a un hijo cuando realmente estemos preparadas para ello.




miércoles, 23 de diciembre de 2015

Pollito mio

Escucha la música de fondo recomendada aquí

Pollito mio,
has sacado lo mejor de nosotros
has sacado lo mejor de mi
me emociono hasta las lagrimas 
en mi fría oficina
de lo feliz que soy
de lo felices que somos
los 3 

Me emociono de todo lo que me has hecho comprender
de la vida
de los sueños
del esfuerzo
de la perseverancia
de la fragilidad y la fortaleza

Me emociono hasta las lagrimas
de tus manitos bellas
de tus ojos en el momento que descubren algo nuevo
de tus pasos cada vez mas firmes
de la sonrisa que me recibe cada día al llegar a  casa

Pollito mio
no puedo creer que tanta felicidad es posible
mi vida actual no se parece en nada a lo que siempre soñé
simplemente la realidad supera a la ficción
mi vida actual es mucho mejor de lo que siempre soñé


lunes, 23 de noviembre de 2015

El mundo para mi hijo o mi hijo para el mundo?

Gracias a que vivimos en un mundo globalizado, tenemos mucha, pero mucha información a disposición, la cual nos permite aprender de diferentes temas y comprender que existen muchas más realidades de las que podríamos imaginar.
Esto sueña maravilloso, hasta que nos enteramos que la última noticia en desarrollo tiene que ver con rehenes, masacres, guerras, guerrillas, etc. Todo lo que tenga que ver con realidades tan terribles que generalmente están invisibilizadas, escondidas, realidades que nos descolocan como humanidad.
En esos momentos me pregunto, a que mundo he traído a mi hijo? Por supuesto estoy segura que no soy la única que se hace esta pregunta, incluso muchos se han hecho esta pregunta antes de concebir, lo que les ha llevado a la decisión de no tener hijos o atreverse y transformar la mapaternidad en un acto de profunda rebeldía.
Yo prefiero pensar en que quiero regalarle al mundo el mejor hijo que puedo criar, por eso, y por supuesto porque es su derecho, mis desvelos se enmarcan en cómo ordenar nuestras vidas en función de que reciba la mayor cantidad de amor y respeto que podamos entregarle, para que sus cimientos amorosos sean la seguridad de sus valores, emociones y decisiones. Es muy difícil que alguien pueda amar sin saber lo que es ser amado incondicionalmente, por eso él está en brazos cada vez que quiere y nunca condiciono mi afecto a su comportamiento, nunca utilizo estrategias del tipo, si no te portas bien no te voy a querer más, si no dejas de llorar no hay upa (brazos) o obligarlo a mostrar afecto de alguna forma que no le acomode, el pide upa a quien él quiere, nunca no fuerzo a que se deje tocar por alguien que él no quiere y tampoco come una cucharada más por la mama, ni la abuelita, ni el viejito pascuero, el come porque su cuerpo le dice si necesita comer otra cucharada más o no. Esto último nos lleva al segundo vértice que comanda nuestra crianza, el respeto, es muy difícil que alguien entienda el concepto de respeto si primero no ha sido respetado, por eso mis días van a su ritmo, y a partir de esto vamos adaptándolo a el lentamente al ritmo de vida que tenemos como sociedad, es por eso que trato de tomarme con la mayor tranquilidad posible y restarle gravedad a situaciones como llegar tarde a una cita, desvelarme porque me ha pedido el pecho a las 2 am y quedé en una posición muy incomoda, demorarme 1 hora en darle su cena en vez de 10 minutos, quedar de pesada frente a personas que conozco y que no conozco por hacer valer sus tiempos y ritmos, hacer entretenidas tareas tan aburridas como cambiarle el pañal y por sobretodo no apurar su desarrollo, por lo que somos fans de María Montessori y Emi Pickler, el comanda con su ritmo nuestros días, el es bebé y niño solo una vez en su vida y este es su momento.
Creo profundamente que el amor y respecto que le demostramos a nuestros hijos tiene un efecto acumulativo, por lo que entre antes comencemos y más lo practiquemos es mejor!!!
Finalmente no quiero dejar fuera que todo lo que podamos avanzar en nuestro crecimiento personal, es un regalo que le damos a nuestros hijos y en consecuencia un regalo al mundo a través de ellos. No podemos olvidar que ellos aprenden con el ejemplo que les damos, desde lavarnos los dientes por la noche hasta hablar mal a espaldas de las personas y por esto puedo declarar que la mapaternidad consciente puede ser el mayor desafío de desenvolvimiento personal y espiritual, ya que todo lo que tengamos pendiente de mejorar como personas, debemos resolverlo y aplicarlo con rapidez, pues como nuestros hijos están expuestos a ello de forma intensiva, vuelve a resonar con mucha energía la idea de que mientras antes lo aplico es mejor.
Es por esto que nuestras vidas están en "pausa", criando, informándonos, aprendiendo y evolucionando rápidamente, para entregarle cada día lo mejor de nosotros, para que mi hijo sea el mejor regalo que puedo dejarle al mundo.

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martes, 17 de noviembre de 2015

Postre sensorial

Hoy vi el menú de mi valiente y lo encontré aburrido y repetido, por lo que inventé un postre de maicena sin azúcar ni leche, se los comparto ya que fue todo un éxito.
Ingredientes
Media manzana (u otra fruta)
1 taza de agua filtrada
2 cucharaditas de leche de arroz (yo uso la marca terrarium)
2 cucharadas razas de maicena

Se muele la manzana con el agua logrando un jugo de fruta, se añade la leche de arroz y la maicena revolviendo, una vez que no queden grumos se lleva al fuego siempre siempre revolviendo, cuando la mezcla se vuelve espesa está lista la cocción. Se vuelca en un molde y deja enfriar.

El postre no es un manjar para el paladar adulto acostumbrado al azúcar pero en nuestro caso fué un exitazo. No puedo dejar de mencionar que una vez que se aburrió de comer, se transformó en un excelente juego sensorial.

Que lo disfruten!!!



jueves, 12 de noviembre de 2015

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Por el derecho a equivocarse

Hace algún tiempo una muy buena amiga, madre de un caminante y educadora de párvulos, me comentaba que los niños primero aprenden a destruir para luego construir. Y no fue hasta hace un par de minutos que recordé que durante mis años de estudio de arquitectura, en los momentos en que, por error y debido a mi inexperiencia con los materiales a escala 1:1, destruyendo fue cuando más aprendí de cómo se construye y lleva a la realidad un proyecto.
Recuerdo cuando ingenuamente, junto a 2 compañeros de escuela, quisimos desmontar en la Ciudad Abierta cursando Taller de Obra en la PUCV, un pilar de madera de 6 metros de altura y 50 x 50 cm de base de la Hospedería Colgante o del taller de obras, con una cuerda atada en su extremo más alto y nosotros 3 desde el suelo sosteniéndola y bajándolo poco a poco. Afortunadamente la cuerda se cortó y el pilar cayó abruptamente partiéndose por la mitad sin dañar a nadie. El momento en que le contamos a nuestro profesor lo que había pasado,  la expresión de su rostro se transformó sin saber que decir ante tal acto de irresponsabilidad y peligrosidad, lo que en su minuto pensé que era enojo por haber roto el pilar, quedó de manifiesto cuando se mantuvo supervisando de cerca nuestras ideas de como materializar esta labor, eramos unos simples alumnos, experimentando en el peligroso mundo real.
Recuerdo también mi visita a la Iglesia de Dalcahue, la cual tiene, o tenía hasta ese momento, la sacristía desnuda, sin el revestimiento interior de sus muros, por lo que se podía apreciar la fineza de los detalles constructivos chilotes, como se sostienen los grandes volúmenes evocando las formas europeas, que responden a la piedra y a la fuerza de gravedad, con la madera, cuya ley responde a una lógica constructiva absolutamente diferente, en ese momento entendí la magia de las Iglesias chilotas y que su condición de patrimonio, por si alguien tenía alguna duda, no es ningún regalo.
Si es así como aprendemos de adultos, me parece lógico pensar que es de esa forma como aprendemos desde que somos de talla pequeña, por lo que me parece lógico también que los bebes y niños tengan derecho a equivocarse, a romper un vaso de vidrio, a botar agua sobre el piso, a mojarse las mangas cuando se lavan las manos, a mancharse la ropa con tempera o barro y es por supuesto nuestro deber el proporcionarles el espacio para hacerlo.
No es difícil guardar por algún tiempo ese jarrón de la milenaria cultura china expuesto en el living, o ese plato de Penco que te recuerda a la abuelita para cuidar algún objeto que tenga un valor especial y darles la libertad de conocer y reconocer como mover su cuerpo, como funciona la fuerza de gravedad, que cada material suena diferente y tiene también una fragilidad, dureza o plasticidad propia, que hay elementos sólidos, líquidos y gaseosos.
Quiero aclarar que con esto no me refiero a criar niños sin límites, que rompan todo lo que se les cruza por delante, me parece fundamental relevar el respeto y cuidado por todos los seres vivos y las cosas, tengan el valor que tengan, sean propias o ajenas, pero en la práctica aprender que el vidrio es frágil solo se aprende al romperlo, que el agua escurre solo se aprende cuando se ha derramado y la extensión de mi cuerpo la aprendo cabiendo en una caja, bajo la mesa, estirándome para alcanzar cosas y también chocando con ellas.

Y finalmente de alguna parte viene el dicho “echando a perder se aprende”