Desde mi infancia siempre soñé con vivir en el campo, la ruralidad lluviosa siempre me produjo una atracción fatal. Me imaginaba viviendo en un lugar principalmente verde, con calefacción a leña y muchos vecinos amables y amistosos. Vivir en Santiago simplemente no era una opción.
Al titularme tuve la suerte de vivir 3 años en esa realidad y tenía una permanente sensación de vivir de vacaciones, un sentido de pertenencia con el lugar y con una forma de vivir tranquila y comunitaria, simplemente mi sueño cumplido.
Pasaron los años y en contra de todos mis planes, hoy vivo en Santiago, sin embargo puedo decir que la vida da muchas sorpresas y que a pesar de que nunca imaginé vivir en esta ciudad, tener un trabajo que me mantiene en una oficina la jornada completa y vivir en un departamento, la vida que tengo hoy es mucho mejor de lo que soñé. Esto se debe a varios factores, principalmente a que la relación que hemos construido con mi marido es increíble y vale todos los esfuerzos, pero eso no es todo. Hoy me quiero enfocar en que en una gran ciudad también se puede vivir de forma comunitaria.
Al vivir en una ciudad como Santiago, en un sector con una conectividad y servicios decente y por supuesto con la suerte de poder pagarlos, permite la autosuficiencia, lo que en general es muy cómodo, pero nos hace tan independientes que no necesitamos redes para sobrevivir, prescindiendo de relaciones humanas mas allá del ocio. En otro lugar puedo demorarme 3 semanas en conseguir hora a el único médico especialista o ir al hospital donde me van a recetar un medicamento que no tienen y tengo que ir a comprar a la farmacia a 80 kilómetros, puedo necesitar pedirle al vecino que me de un par de litros de combustible de su estanque porque la bomba de bencina mas cerca también está a 80 kilómetros o encargarle que me retire la encomienda que me llegó desde la civilización cuando va a la ciudad mas cercana a abastecerse.
Afortunadamente en Santiago nació mi hijo y digo afortunadamente porque este hecho me hizo conocer Santiago desde otra perspectiva, ya que, a pesar que la infancia está bastante invisibilizada, existe todo un mundo underground de los bebes, sostenido principalmente por las redes sociales.
Existen grupos de todos los temas y corrientes, algunos muy opuestos entre si, lo que permite informarse y a partir de ello formarse una opinión propia. Hay corrientes, que a pesar de tener una base científica son bastante flexibles y otras con una base mas intuitiva son muy extremistas, por lo que hay grupos para todos los gustos y quehaceres, grupos prolactancia, crianza respetuosa, pro o antivacunas, colecho, grupos de madres emprendedoras que han renunciado a un trabajo estable para permanecer con sus hijos mas tiempo, etc.
Gracias a algunos de estos grupos hemos confirmado un grupo de madres, con las que hemos compartido algo mas de un año de crianza mediante juntas presenciales en algunas áreas verdes y principalmente a través de whatsapp, lo que nos a permitido conformar un grupo de hierro a pesar de nuestras grandes diferencias, y gracias a la vida que tenemos diferencias!!!!!, eso es lo que mas nos enriquece y protege del fanatismo. En este espacio cotidiano nos contenemos, acompañamos, aconsejamos, compartimos y reímos, hemos vivido tantas etapas y experiencias juntas que no me lo creo, definitivamente han enriquecido mi experiencia maternal y muchas veces nos hemos salvado de la locura, tranquilizándonos mutuamente ante dientes que emergen, sarpullidos, tratamiento de la fiebre, comienzo de la alimentación complementaria, dificultades de la lactancia, pediatras, exámenes, viajes, dificultades con la pareja, vacunas, rutinas o no rutinas nocturnas y mil cuatrocientas setenta y dos cosas mas. La lista de hechos y decisiones a las que una madre novata se ve enfrentada parece interminable y definitivamente esta tribu nos ha suavizado la extrema experiencia de convertirnos en madres, supliendo muchas veces la escasez de redes personales en la gran ciudad.
Junto con agradecer la existencia de cada una de estas bellas madres y de sus bebes, solo puedo agregar que toda persona que se sienta sola en cualquier experiencia que esté viviendo, siempre tiene la opción de movilizarse y buscar apoyo, ya sea en un grupo de facebook u organizando un grupo presencial. Las redes sociales dan cabida a un sin fin de oportunidades, muchas veces inexploradas que, como a mi esta tribu, nos puede cambiar la vida.
lunes, 14 de marzo de 2016
lunes, 11 de enero de 2016
Maternidad madura
No es que a mis casi 33 años me considere una mamá vieja, pero con un hijo de recién 16 meses y considerando que entrando a los 30 la fertilidad se reduce dramáticamente, desde el punto de vista de la naturaleza si lo soy. Y resulta que la modernidad nos ha dado un sin fin de comodidades y oportunidades que antes no existían, abriéndonos el mundo de par en par para ser mujeres libres de cuerpo y alma, manejamos nuestros estudios, profesiones, amores, viajes y por sobretodo planificamos nuestras familias.
Haciendo memoria de mi etapa mas fértil, biológicamente hablando, estaba literalmente en otra. No me arrepiento de nada, terminé mi carrera, viajé, me fui a vivir al sur de Chile, me fui de fiesta y excursión cada vez que quise, claramente ese peregrinaje me sirvió para salir de mi hogar sobreprotector y asentar mi personalidad, conocer mis límites y saber lo que quiero y por sobretodo lo que NO quiero en mi vida.
Gracias a saber lo que NO quiero en mi vida, es que agradezco profundamente no haber caído en la tentación de buscar un hijo antes de tiempo, con un potencial padre que no me llenaba, por miedo al reloj biológico. Ahora con mi hijo en los brazos, puedo decir que criar desde una perspectiva mas madura y resuelta, junto a un hombre que supera mis expectativas, cariñoso, preocupado, para el que yo y la familia que hemos formado somos su prioridad, simplemente no tiene precio.
Y es por esto que recojo el guante y convoco a todas las mujeres a ser profundamente libres, que viajen, tengan casa de soltera, la compartan con sus amigos y amigas, estudien lo que quieran, tengan trabajos buenos y malos, se desfinancien, se vuelvan a financiar, bailen, corran, extrañen a mares a amigos y familias y por sobretodo que sean pacientes. Por que creo que la mayoría de los verdaderos compañeros de vida llegan con un poco mas de madurez, en ese momento en que hemos salido del nido y conocido el mundo solas, con nuestros propios ojos, es recién ahí cuando realmente nos conocemos y sabemos lo que podemos ofrecer y lo que buscamos, o lo que NO buscamos.
Bueno y ¿que pasa con el reloj biológico? bueno, la solución está aquí, en el post de mi querida amiga Victoria, que nos detalla como la ciencia nos permite retrasar la maternidad sin miedo al reloj biológico, para darle la bienvenida a un hijo cuando realmente estemos preparadas para ello.
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